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- Amanda, hija, siento muchísimo que te hayas quedado sin trabajo. Pero ya sabes como son estas cosas. La vida está fatal cariño. He hablado con todos tus tíos y primos, y no pueden ofrecerte nada interesante en estos momentos. Pero no decaigas. Espero que el primo Rodolfo te haya podido buscar un hueco en su empresa de reparaciones. Llámame en cuanto tengas novedades, sabes que estoy preocupadísima por ti. - Amanda, hija. ¿Has escuchado mi mensaje? Vengo de comer con tu tío. Ahora mismo sabes que estamos en un proceso de transformación de la compañía enorme, reestructurando departamentos y despidiendo gente. Sabes que tu madre siempre contó contigo en la empresa, pero ahora no es el momento. No podemos contratar a nadie, y mucho menos a un hijo. Imagínate qué pensarían los empleados... Espera que tengo que coger un taxi... Taxi!!! - Amanda, soy mamá. De verdad que en un año o dos podremos contar contigo en la empresa. Pero ahora no puede ser. Los sindicatos se nos echarían en